lunes, 9 de julio de 2012

Neuroanestesia y neuroanalgesia: Pacientes sometidos a pruebas neurodiagnósticas

La realización de mielografías y extracción de líquido cefalorraquídeo (LCR) son técnicas muy usadas habitualmente en la clínica diaria y relativamente seguras. La inyección de contraste intratecal puede causar meningitis leve, convulsiones, apnea, cambios en la presión sanguínea y frecuencia cardíaca y arritmias. Todo esto se puede ver agravado por la posición que requiere la punción en la cisterna magna, ya que podemos ocluir el tubo endotraqueal y provocar un colapso respiratorio. Para ello aconsejamos el uso de tubos flexometálicos que favorecen el mantenimiento de una vía aérea permeable. 
Las consideraciones anestésicas vendrán determinadas por las peculiaridades de cada paciente, de tal manera que podremos usar fármacos como agonistas α2, benzodiacepinas, propofol o tiopental, teniendo en cuenta los principios generales para una anestesia neurológica y una buena monitorización para el diagnóstico precoz de complicaciones.

Aunque la extracción de líquido cefalorraquídeo es un procedimiento corto en el tiempo, se aconseja la anestesia general con una vía aérea y venosa permeables, para un mayor control del paciente. La electromiografía (EMG) consiste en estudiar la velocidad de conducción nerviosa mediante estimulación nerviosa repetitiva. La mayoría de los pacientes no toleran el procedimiento por lo que es necesaria la anestesia. Los anestésicos hipnóticos no alteran o producen poca alteración de la onda de EMG.
La miastenia gravis inmunomediada es una de la enfermedades neuromusculares más comunes en perros. El megaesófago y disfagia son hallazgos normales de la enfermedad, lo cual tiene importantes implicaciones para la anestesia, requiriéndose mejor la anestesia general que la sedación para un mayor control respiratorio. Debemos evitar los agonistas α2 y las benzodiacepinas porque agravan la relajación muscular. Aunque los opiáceos proporcionan buena sedación, evitaremos el uso de la morfina en pacientes con megaesófago al provocar emesis. La inducción deberá ser rápida para tener un control inmediato de la vía aérea. En el mantenimiento destacamos el uso de halogenados por su rápida eliminación y recuperación. En estos pacientes no debemos optar por el reflejo palpebral para monitorizar la profundidad anestésica porque frecuentemente se encuentra alterado. Actualmente en medicina veterinaria el TC y la RM están adquiriendo un papel fundamental complementando el diagnóstico de muchas enfermedades. En neurología podemos encontrar patologías muy diversas dependiente de la localización y del origen. Es por ello que tenemos que enfrentarnos a pacientes cuyo estado general es muy variable, desde una patología intracraneal a un accidente vascular medular. Las consideraciones anestésicas van a estar relacionadas con la sospecha diagnóstica y el estado clínico del animal. Si realizamos una RM de neurocráneo tendremos en cuenta la fisiología cerebral y aplicaremos un protocolo de anestesia adecuado al paciente, manteniendo siempre una vía venosa y aérea permeable.

Aunque estas pruebas no están consideradas como manipulaciones dolorosas debemos indicar que la respuesta al dolor es imprevisible y de carácter individual y que podemos encontrarnos con pacientes que responden de forma más exagerada a estas situaciones. Observamos más incidencias de respuesta al estímulo cuando se realizan punciones lumbares que por cisterna. Nuestro consejo es que se utilicen analgésicos opiáceos puros durante la premedicación de estos pacientes como morfina, fentanilo o metadona, ya que de esta manera podremos realizar un rescate analgésico adecuado. Durante la Electromiografía (EMG), aunque parece una prueba inocua y poco dolorosa, en algunas ocasiones, hemos tenido que intervenir suministrando analgésicos durante el procedimiento para poder controlar el dolor que producen las minidescargas que se utilizan durante esta prueba.

En neurodiagnóstico por la imagen (RM y TC) son pruebas que no producen ningún estímulo doloroso aunque la utilización de analgésicos permite disminuir los requerimientos anestésicos y esto mejora el manejo perianestésico de estos pacientes. Podemos reseñar una particularidad que producen los alfa-2 agonistas: hiperacusia, aumento en la sensibilidad auditiva de los pacientes medicados con estos fármacos y esto puede interferir a la hora de conseguir un buen plano durante la RM que en ocasiones produce mucho ruido y de intensidad variable

Extracto del artículo científico 'Neuroanestesia y neuroanalgesia' escrito por nuestros compañeros Angeles Guisado y Gaspar Soler, responsables del Servicio de Anestesia y Analgesia del Hospital Veterinario Guadiamar.

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