Este
es Nano, nuestro paciente felino, un macho de raza persa y de 10 años
de edad. vacunación y desparasitación al día
Fue
remitido a nuestro Hospital por presentar un cuadro de anorexia,
pérdida de peso y vómitos de varios días de evolución.
En
la exploración física encontramos a la palpación una masa en la
zona caudal abdominal. El resto de las constantes se hallaban dentro
de parámetros normales.
Por
la sintomatología tan inespecífica y edad del animal, se propuso
hacer pruebas más completas parar descartar enfermedades importantes
a nivel de otros órganos, no sólo el digestivo, y poder llegar a un
diagnóstico definitivo. En las analíticas sanguíneas se puso de
manifiesto la existencia de una anemia arregenerativa y alteraciones
electrolíticas. Los Test de Leucemia e Inmunodeficiencia.
Ante los hallazgos ecográficos, se optó por la laparotomía
exploratoria, tras la estabilización del paciente, la corrección de
los desequilibrios electrolíticos, y una vez descartada la presencia
de alteraciones pulmonares mediante radiografías torácicas en
diferentes proyecciones.
Nino
fué hospitalizado en la unidad de Cuidados Intensivos de nuestro
Hospital para el control de la recuperación anestésica, así como
seguimiento de la evolución. Tras las primeras 24 horas de
hospitalización y ante el pronóstico del diagnóstico presuntivo,
los propietarios decidieron la eutanasia del animal.
Conclusiones
En
gatos 1/3 de las neoplasias son de origen hematopoyético, dentro de
las cuales alrededor de un 90% se corresponde con linfoma.
Dentro
de las distintas presentaciones de los linfomas, la forma
mediastínica del mismo (en la mayoría de los casos asociada a gatos
FeLV positivos) esta disminuyendo, en gran medida debido a la
introducción de vacunas contra el virus de la leucemia felina,
mientras que la incidencia de la forma intestinal está aumentando.
Existen
varios factores implicados en la etiología e incidencia de este tipo
de patología, como factores virales, dentro de lo que cabe destacar
que la mayoría de los gatos con linfoma intestinal son FeLV
negativos, mientras que hay afirmaciones que sugieren que la
infección por el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV) quizás
se asocie más a menudo con linfoma alimentario con origen en células
beta. Así mismo existen factores genéticos y moleculares, casos de
inmunosupresión, inflamación crónica (se ha sugerido una
asociación entre el linfoma intestinal y la enfermedad inflamatoria
intestinal crónica, IBD). También hay que mencionar, que aunque no
exsite evidencia directa, ha sido sugerida una relación entre la
dieta y el desarrollo del linfoma intestinal.
El
linfoma alimentario /intestinal puede presentarse puramente como una
infiltración intestinal o como una combinación de afectación del
intestino, ganglios linfáticos mesentéricos e hígado. La
localización más común es el intestino delgado (del 50% al 80 % de
los casos) , seguido del estómago, la unión ileocecocólica y el
colon.
Parece
existir predisposición en los machos, y la mayor incidencia se
encuentra en gatos viejos, entre 9 y 13 años de edad. En
aproximadamente la mitad de los casos, el único hallazgo en la
historia es la anorexia y la pérdida de peso, pudiendo también
encontrarse diarrea y vómitos ocasionales y poliuria / polidipsia.
La mayor parte de los gatos con linfoma intestinal desarrollan una
masa abdominal palpable o un engrosamiento de las asas intestinales.
Los
resultados del hemograma y de los perfiles de química sérica no son
específicos para el diagnóstico del linfoma alimentario, aunque la
hipoproteinemia y la anemia ocurren en más del 23% y hasta el 76% de
los casos respectivamente. Sólo un 33% de los gatos afectados
presentan anomalías visibles en las radiografías, mientras que
alrededor del 90% tiene anormalidades en la ecografía abdominal
(linfadenopatía mesentérica, masa intestinal o engrosamiento de las
paredes del intestino). El diagnóstico definitivo se obtiene
mediante histopatología, aunque hay que tener cuidado al obtener las
biopsias mediante endoscopia debido a la dificultad de diferenciar
una gastroenteritis linfoplasmocítica de un linfoma intestinal
primario difuso (necesario biopsiar muscular y serosa, evitando la
mucosa)
Los
agentes quimioterápicos usados para tratar el linfoma felino (solos
o combinados en distintos protocolos) son similares a los usados en
perros y humanos: vinscristina, doxorrubicina, ciclofosfamida,
metotrexato , L- asparaginasa, CCNU y prednisona. En general los
gatos toleran la quimioterapia bastante bien, aunque es necesario
subrayar que nuestra base de conocimiento para el tratamiento del
linfoma en gatos está peor establecida y es menos predecible que la
de los perros.
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