jueves, 9 de agosto de 2012

Neuroanestesia y neuroanalgesia: Cirugía intracraneal o trauma craneoencefálico


La presión intracraneal (PIC) es la presión que ejercen los tejidos y fluidos contenidos en el cráneo. El cráneo no es extensible así que el aumento de volumen en los componentes intracraneales, ya sea parénquima, sangre o líquido cefalorraquídeo, aumentan la PIC, con la consiguiente reducción del flujo sanguíneo cerebral (FSC) y posible isquemia tisular. El FSC depende directamente de la presión arterial sistémica, concretamente de la presión arterial media (PAM), de tal manera que si la PAM disminuye encontraremos vasodilatación y si aumenta encontraremos vasoconstricción cerebral. Este mecanismo autorregulador funciona de manera eficaz solo cuando la PAM se mantiene entre 50 – 150 mm Hg y bajo condiciones fisiológicas normales. La diferencia entre la PAM y la PIC nos proporciona la Presión de Perfusión Cerebral (PPC), necesaria para asegurarnos un correcto FSC. De tal manera que si la PIC aumenta por un traumatismo craneoencefálico, la PAM deberá aumentar consecuentemente para mantener la PPC y por tanto el FSC. Durante los procedimientos anestésicos, una de las principales complicaciones es la hipotensión.

Esta vasodilatación puede provocar que se desestabilice esta diferencia y provocar caída de la PPC y por lo tanto isquemia cerebral.

PPC = PAM - PIC

El FSC es muy sensible los cambios en la presión parcial de CO2, así la hipercapnia provoca vasodilatación cerebral y aumento de la PIC, mientras que la hipocapnia produce vasoconstricción y disminución del FSC. Por ello, los pacientes con un aumento de la presión intracraneal deben hiperventilarse ligeramente hasta conseguir una PaCO2 de unos 30-35 mmHg, pero sin prolongarse en el tiempo debido al riesgo de hipoxia cerebral.

El objetivo de la ventilación mecánica es mantener la PaCO2 dentro de la normalidad (35 – 40 mm Hg). Debido a todas estas consideraciones, el control de la presión arterial y la ventilación es de suma importancia en estos pacientes.

La mayoría de los anestésicos producen una disminución del gasto cardíaco y de la presión arterial, repercutiendo así en la disminución del flujo sanguíneo cerebral. El propofol y los barbitúricos son los más usados en traumatismo craneoencefálico debido a que proporcionan neuroprotección. Esta ventaja es producida por la reducción de los requerimientos de oxígeno cerebral, vasoconstricción cerebral, reducción de la PIC y protección frente a los neurotransmisores excitatorios inducidos por el daño cerebral. 

Extracto del artículo científico 'Neuroanestesia y neuroanalgesia' escrito por nuestros compañeros Angeles Guisado y Gaspar Soler, responsables del Servicio de Anestesia y Analgesia del Hospital Veterinario Guadiamar.

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